CENTRO DE ATENCIÓN INFANTIL TEMPRANA DE LEBRIJA
CONSEJOS PARA EDUCAR CON DISCIPLINA POSITIVA
María Gortázar, psicóloga CAIT.
- A los niños pequeños les relaja la organización y la rutina.
Cuando viven en ambientes ordenados y organizados, los problemas de conducta o la pérdida de control emocional disminuyen. Debemos asegurar que los espacios de juego, interacción y actividad de la vida diaria (aseo, alimentación, sueño, etc.) se mantengan ordenados y con horarios fijos.
En la casa aconsejamos un lugar para cada actividad (se come siempre en la misma habitación y en la misma mesa, quizás también en la misma silla; se duerme siempre en la misma cama, ) y un lugar para cada cosa (un estante para los libros o cuentos, un cajón o caja para los coches, otro cajón o caja para las construcciones, otro para las pelotas, etc.). Es importante cuidar el orden y la organización de los juguetes u objetos que usa el propio niño, esto facilita el uso individualizado de los mismos y su localización. Los cajones, cajas o lugares donde se guardan los distintos juguetes o utensilios del niño pueden marcarse con etiquetas con la imagen y la palabra escrita de aquello que contienen.
Se recomienda crear una rutina en el modo de hacer las cosas, de forma que por lo menos hasta que se genere un hábito, se inicien y se secuencien las actividades siguiendo siempre los mismos pasos o acciones (“primero nos lavamos las manos, luego colocamos la silla al lado de la mesa, cogemos nuestro babero o servilleta del cajón y luego nos sentamos a comer”). A algunas familias les ayuda escribir o planificar bien cómo van a organizarse las rutinas, por ejemplo:
Rutina a la hora de ir a dormir: Jugar 10 minutos con papa o mamá Cenar Baño Lavarse los dientes Contar un cuento en la cama o hablar de lo que ha pasado en el día Canción o rima de despedida y beso
Es importante seguir horarios regulares en la vida diaria, fundamentalmente con respecto a la alimentación, el sueño u hora de acostarse y levantarse, el tiempo permitido para la televisión (nunca más de 30 a 60 minutos diarios, como mucho) y las actividades de informática o similares, el tiempo de tareas y de ejercicio o juegos al aire libre.
Es importante evitar entornos excesivamente sobre-cargados de estímulos, al igual que es negativa la falta de estimulación. El niño debe tener la cantidad de materiales, juegos, juguetes y estimulación sensorial (ruidos, voces, adornos, abrazos, televisión, etc.) que se sitúe en el punto óptimo para poder procesarlos según su edad. Proponemos, por tanto, habitaciones ordenadas, con un lugar para cada cosa y para cada actividad, así como planificación y rutina en los horarios de la vida diaria.
Para algunos niños puede ser útil colocarles en una cartulina, con palabras e imágenes, el horario con las actividades principales de la semana o de cada día, marcando los tiempos que cuentan para cada actividad (por ejemplo, 30 o 60 minutos de televisión). Tanto el horario como los tiempos destinados a cada actividad van a depender de la edad del niño y de sus características, tanto como de las características del entorno (por ejemplo, generalmente antes de los 3 años o 3 años y medio suele ser necesario marcar un tiempo de siesta por la tarde, después de los 3 años y medio o 4 años esto no suele ser necesario).
HORARIO DIA DE SEMANA HORARIO FIN DE SEMANA 7.45. Despertarse 9. Despertarse 7.55. Aseo/cuarto de baño 9.10 Aseo/cuarto de baño 8.05. Desayuno y medicinas 9.20 Ayudar a preparar desayuno 8.30 Lavarse los dientes 9:30 Desayuno y medicinas 8.40 Vestirse 10. Lavarse los dientes 8:50 Salir para el colegio 10.10 Vestirse 9.00- 14.00 Colegio 10.20 30` minutos de tele 14.10 Regreso a casa 10.40 Actividad de familia 14.15 Lavado de manos 14.00 Comida 14.20 Comida Etc……. 15. Tiempo libre 16. Juegos de mesa o tareas escolares 16.30. Parque 18. Merienda 18.30. Ordenador 19. Jugar con papá 20. Baño 20.30 Cena 21.15 Hora de acostarse 21.15 Hora de acostarse.
- Diversión y bienestar emocional son dos puntos clave para la armonía y el buen comportamiento.
Es fundamental que el niño se sienta querido y respetado, así como que aseguremos todos los días que existen ratos de juego, de relax y de diversión compartida con sus padres, o cuidadores principales, y con otros niños. Es fundamental que los padres compartan actividades y juegos con sus hijos. Es necesario que sientan que nos gusta estar con ellos y que nos divertimos cuando hacemos algo juntos. Debemos asegurarnos que todos los días hay momentos de risas compartidas, muestras de cariño a través de palabras, abrazos o caricias, y momentos divertidos en familia. Dígale que le gusta mucho estar con él. Ría y juegue con su hijo, alábele cuando se esfuerce en algo o trate de ayudar en casa, incluso aunque no lo haya hecho del todo bien.
- Use un lenguaje y unas pautas de comunicación positiva. Escúchele y háblele con máximo respeto, teniendo cuidado en las palabras que elige y en el tono de voz que usa, dejando momentáneamente de hacer lo que usted estuviese haciendo u evitando los gritos, censuras, burlas y críticas. Trate de evitar la palabra “no” o las palabras negativas (“así no”, “eso no se hace”, “lo estás haciendo mal”), es mejor decirle lo que si tiene que hacer o como sería mejor que lo hiciera. Es mejor decirle: “Habla un poco más bajo, así no escucho bien” que decirle “no grites, eres un gritón insoportable”. Es mejor avisarle: “te has manchado la ropa”, en vez de decirle: “eres un sucio”). Procure usar el verbo “estar”, en vez del verbo ser, es diferente decirle a alguien “te has ensuciado” o “tu ropa esta manchada” que decirle “eres un sucio” o “estas gritando” y no “eres un gritón”. Nunca engañe o mienta a su hijo; si le hacemos una promesa siempre debemos de cumplirla.
- Asegúrese de que da al niño instrucciones claras y sencillas en una voz amable y firme.
- Alabe tanto sus esfuerzos como sus conductas finalizadas.
- Deje que le ayude en pequeñas responsabilidades del hogar, eso suele gustar a los niños y les hace ver que creemos en ellos. Deje que en determinados momentos se sienta importante. Cuide su autoestima personal.
- Controle sus hábitos de sueño y alimentación.
Los niños de 2 años deben dormir alrededor de 13 horas, entre los 3 y 5 años necesitan alrededor de 11-12 horas y entre 5-9 alrededor de 10 horas.
- Organice actividades adecuadas a su edad y que sean interesantes.
Es importante mantenerlo activo y entretenido. Asegure que todos los días hay un rato para actividades al aire libre y/o para el ejercicio físico. Recuerde que los ambientes placenteros y divertidos propician el buen comportamiento.
- Atienda a sus centros de interés. Debemos potenciar sus puntos fuertes, sus intereses y sus motivaciones, aquello que le gusta y por lo que muestra predilección o buenas aptitudes.
- Identifique que factores o situaciones predisponen que su hijo se muestre estresado, inquieto o enfadado, o, que situaciones suelen ser precedidas de una conducta problemática.
Por ejemplo, en niños pequeños es común que nos encontremos con problemas de comportamiento a la hora de comer, a menudo estos problemas se derivan de que el niño está cansado y se solucionan haciendo que el niño coma antes para poder echarse pronto una siesta. También puede ocurrir que observemos que un niño suele portarse mal cuando esta en una situación poco estimulante para él, se aburre. A menudo, podemos reducir o eliminar algunos problemas de conducta cambiando los factores o situaciones que los predisponen.
- Sea claro, constante y firme en normas y consecuencias.
Establezca unos límites claros de lo que está permitido y lo que no. Al marcarle un límite o regla, hable en un tono de voz firme pero bondadoso y agradable. De instrucciones breves usando un lenguaje claramente comprensible, por ejemplo: “No puedes ver la tele hasta que no termines los deberes, ¿la apagas tú o la apago yo?” - “Si no dejas de gritar no puedes estar en el salón con los demás pues los chillidos causan dolor de oídos, ¿té quedas con nosotros jugando tranquilo y sin chillar o prefieres irte a tu cuarto a jugar solo?”.
Establezca un conjunto claro de reglas y sea constante en su cumplimiento. Hasta que un niño no cumple los dos años, poco puede hacer para inhibir un comportamiento o acordarse el solo de cumplir una norma. Hasta esa edad, los adultos son completamente responsables de su seguridad y su comodidad, de organizar el ambiente para evitar peligros o conductas inadecuadas y de crear las condiciones que animen su buen comportamiento. Por ejemplo, si un niño menor de dos años, tira algo al suelo para mostrar su enfado o si muerde a otro niño porque se ha enfadado con él, lo mejor es retirarle de esa situación o llevarle a otro lugar, dándole una alternativa posible (“puedes morder el oso o el chupe, a los niños no, porque les duele” - “el puzzle no se tira, puedes jugar con el puzzle en la mesa, yo te ayudo” o “el puzzle no se tira al suelo, en el suelo puedes jugar con la pelota, toma una pelota”). Otra opción es ayudarle a arreglar lo que ha hecho mal (por ejemplo, ayudarle a recoger), al mismo tiempo que le explicamos porque no puede hacer eso. Después de los dos años, o dos años y medio, los adultos todavía siguen siendo responsables de su seguridad, pero poco a poco, pueden comenzar a hacerle ver que él es responsable de su comportamiento y de las consecuencias del mismo. Podemos explicarle las consecuencias de sus conductas, tanto en relación a los sentimientos de los demás como a las consecuencias físicas de hacer una determinada acción. También podemos marcarles unas consecuencias de reparación de lo que ha hecho mal. Debemos ser constantes y claros con respecto a las consecuencias que marquemos al niño por cumplir o no una determinada regla. Es muy importante cumplir siempre con nuestra palabra, si le digo que si se porta bien en el supermercado, podrá tomar helado de postre, deberé cumplir con mi palabra, al igual que sí le digo que si corre y toca las cosas del súper, le llevaré inmediatamente al coche y se quedará sin postre, o si le digo que si sigue gritando tendrá que irse a su cuarto 2 minutos hasta que se calme. Recomendamos que se escriban las reglas de forma clara en una hoja grande, con imágenes fáciles de interpretar para los niños. Para reglas nuevas o de difícil cumplimiento es importante repasarlas a menudo, además de recordarlas unos segundos antes de iniciar la actividad o situación donde suelen producirse (por ejemplo, antes de entrar en el supermercado se le dice la regla de no correr o no tocar los productos).
EN EL SUPERMERCADO NO GRITAR NO TOCAR IR AL LADO DEL CARRO SIN CORRER
- Trate de buscar alternativas a las conductas problemáticas, es mejor reforzar conductas alternativas que castigar las conductas problema. Al enunciar una regla, trate de hacerlo en positivo, por ejemplo, en vez de simplemente decir “no se toca lo que vemos en el supermercado” Le diremos: “si quieres ver o comprar algo me lo dices y yo te lo enseño o pensamos juntos si puede comprarse, pero recuerda que no debemos tocar los productos porque pueden caerse o pueden estropearse”. Es mejor decir: “pídele el juguete al niño” que “no quites los juguetes”.
- Antes de especificar de forma regular una norma es conveniente intentar razonarla y llegar a acuerdos aunque sin perder el liderazgo como padre o profesor. Una vez regularizada, evitaremos repetir una y otra vez los razonamientos.
- Asegúrese que hay tiempo de sobra para efectuar los cambios en las rutinas. Un niño necesita más tiempo que el adulto para asimilar que debe abandonar una actividad que le gusta. Avísele con tiempo de las transiciones.
- Si una conducta es muy interesante para su hijo pero poco para usted (por ejemplo, demasiada tele), pruebe a controlar los tiempos en vez de eliminarlos.
- Si al niño le cuesta mucho portarse bien en una determinada actividad, trate de cambiarla, de darle opciones o de buscarle reforzadores potentes. Otra posibilidad que mejora el comportamiento es tratar de darle un papel protagonista o de ayudante durante la misma.
- Si el niño no acepta una determinada actividad, trate de comenzarla con una broma o asociándola a algo que le gusta mucho, también conviene tratar de acortarla o hacerla muy rápido y con bastante ayuda al principio. Otra buena idea es que siempre vaya seguida de una actividad que si le gusta y/o hace con agrado. Por ejemplo, hora de deberes: ponemos una araña de plástico en la silla y hacemos la broma de encontrarnos con ella, o preparamos unos tampones o sellos sobre la mesa, diciéndole que pondrá un sello en cada tarea bien hecha - le decimos que cuando termine los deberes podrá tener 15 minutos de consola u ordenador.
- Si el niño quiere hacer algo, o ha empezado a hacer algo, que a usted no le parece bien trate de hacerle ver que entiende su punto de vista, antes de decirle que debe buscar otra opción o alternativa a lo que tenía pensado. En primer lugar podemos decirle algo que le demuestre que le entendemos, a la vez que tratamos de explicarle la razón del porque no va a poder hacerlo (“Ya sé que te gustaría quedarte un ratito más jugando en el parque pero ya es hora de preparar la cena y el baño y por eso tenemos que volver a casa”, - “Sé que quieres más caramelos pero te dolería la tripa si comes más” - “No podemos empujar a otros niños porque pueden hacerse daño”). Además es útil darle una alternativa o una solución a su problema (“Que te parece subir una vez más al tobogán y después nos vamos a casa y me ayudas a batir los huevos de la tortilla, ¡ah!, ahora que me acuerdo, debes ayudarme a mirar si hay hormigas en la cocina, creo que es importante que si encontramos alguna, las cacemos y las echemos fuera de casa pues pueden tratar de comerse nuestro pan, les gusta mucho” – “Me encantaría darte una montaña de caramelos de aquí al techo, uno y otro y otro y otro y otro….!buf! , se nos caerían a la cabeza CENTRO DE ATENCIÓN INFANTIL TEMPRANA DE LEBRIJA.
¡imaginas!, creo que es mejor que mañana te de uno más después de merendar” – “Si el niño te quita tu juguete, dile que es tuyo y que solo se lo puedes dejar un momentito o que mejor le dejas otra cosa que tu no estés usando” - “Si estas enfadado, dímelo con palabras o da una patada en el suelo”). Otra buena opción es darle varias alternativas a elegir (“No puedes comer más caramelos pero que te apetece más ¿una galleta o un trocito de sandía? – “Podemos ir saltando hasta la salida del parque, como si fuéramos saltamontes, ¿o nos vamos nadando como si fuéramos peces. Yo elijo ser una mariposa que vuela y te hace cosquillas en la tripa ¿vale?”)
- Ayúdele a expresar lo que siente, incluso su enfado. Muéstrele como pensar alternativas o soluciones para resolver sus problemas, como aprender a relajarse o a expresar lo que le gusta y lo que no le gusta sin tener que llegar al berrinche. Esto se consigue solo poco a poco cuando los niños son pequeños, por eso los adultos no debemos tener miedo al enojo desmesurado de los niños. Si su hijo coge una rabieta fuerte o muestra enfado con usted, trate de hacerle ver que usted no se asusta ni se amedranta, que así no va a conseguir lo que quiere pero que tampoco es un “desalmado” por eso. Por ejemplo, podemos decirle: "Estás enojado conmigo porque estás cansado. Es difícil que uno sea amable cuando le hace falta dormir. Creo que cuando te despiertes estarás de buen humor."